La sombra del apego a lo largo de la vida

Es importante conocer la forma con la que afrontamos las diferentes situaciones que nos suceden en nuestro día a día, así como los motivos por los que reaccionamos ante los problemas que van surgiendo, pues cada persona tiene unos recursos y estrategias para hacer frente a las demandas del entorno. Ello tiene su origen en el apego.

Las primeras experiencias de la vida enmarcarán las subsiguientes conductas de la persona, pues a raíz de estas experiencias, se extraen las expectativas sobre las posibles conductas de los otros y de ellos mismos en lo que respecta a sus relaciones. Todo ello le llevará a elaborar unas ideas preconcebidas de las situaciones acontecidas en su vida, junto con sesgos cognitivos e interpretaciones subjetivas de la realidad.

¿Qué es el apego?

El apego hace referencia al vínculo emocional y conductual que se forja en las primeras etapas de la vida, es decir, durante la infancia. El apego determina cómo serán nuestros patrones a la hora de establecer las relaciones interpersonales, tanto en amistades como en relaciones de pareja.

En este sentido, la seguridad en los primeros años de vida es fundamental para crear relaciones sanas, evitando así actitudes poco saludables como la dependencia emocional.

Tipos de apego

• Apego seguro

En este tipo de apego los padres se aproximan a sus hijos y responden a sus demandas emocionales, validándoles sus emociones. Esto quiere decir que no los ignoran, les demuestran afecto, les comprenden y buscan siempre el contacto. Por tanto, el niño responderá de forma adaptativa a situaciones estresantes, usando estrategias de afrontamiento adecuadas, teniendo un sistema de regulación emocional apropiado la mayoría de las veces.

A razón de lo anterior, en la etapa adulta podrá establecerse un proyecto de vida en común saludable, sin embargo, esto no quiere decir que no existan discusiones de pareja, pues finalmente los desencuentros de vez en cuando en una relación afectiva suponen aprendizaje y crecimiento en la pareja.

• Apego preocupado

En este tipo, las figuras de referencia no se han mostrado disponibles de forma consistente y ha habido por parte de ellos una elevada expresividad emocional con dosis de ansiedad y preocupación alta. Estos niños sienten cierta incertidumbre al no poder predecir lo que espera su figura de apego, dado que según el estado emocional estará disponible o no, generando así cierta confusión.

De manera que este tipo de apego conlleva a una gran necesidad de intimidad y de afecto por parte de sus parejas, acompañada de inseguridad y falta de confianza en sí mismo, junto con baja autoestima y altos niveles de estrés.

Al no tener seguridad en sí mismo en la etapa adulta, tienen la necesidad de tener cerca a su pareja continuamente. Las personas con este tipo de apego, suelen precipitarse a la hora de escoger pareja, son dependientes y se enamoran rápidamente.

• Apego distanciante

Se caracteriza por relaciones distantes a nivel emocional por parte de las figuras de apego. En este caso, los progenitores tienen dificultades para gestionar sus emociones, por lo que no podrán enseñar a regularse a sus hijos. Esto se debe a que a ellos tampoco les validaron sus emociones cuando fueron niños, ni tampoco se tuvieron en cuenta.

De modo que, las personas con este tipo de apego son más independientes, están desconectados de las emociones y tienen dificultades para identificarlas, expresarlas y autorregularse. Todo ello, puede acarrear problemas de pareja, puesto que en momentos de intimidad pueden llegar a sentir incomodidad e incluso bloquearse ante el contacto físico y emocional, incluso pueden tener dificultad para comprometerse.

• Apego desorganizado

En este tipo de apego se registra maltrato y manipulación en el sistema familiar, especialmente en la relación entre los progenitores. En este sentido, el menor se encuentra desorientado, pues cuando se quiere acercar a la figura de referencia, acaba manipulándole. Normalmente, el niño se debate entre necesitar y temer al otro, entre buscarlo y defenderse de él. Por tanto, se encontrará con una continua contradicción. Esto también se extrapolará en sus relaciones, debido a que no sabrá lo que quiere, ya que no sabe amar. La manipulación y el control serán algo presente constantemente.

En consecuencia de lo anteriormente explicado, es importante identificar el estilo de apego, con el fin de conocer, entender y aceptar cómo funcionamos en base a nuestras experiencias. Este proceso puede resultar complejo hacerlo por uno mismo, por lo que en muchas ocasiones se precisará de ayuda psicológica. De esta forma podremos ver la raíz de las dificultades existentes y de nuestros patrones a la hora de relacionarnos con terceros, no solo en pareja, sino también con amistades o en el ámbito laboral. Teniendo en cuenta todo esto será más fácil la regulación emocional y, por ende, a desarrollar una relación más sana con nosotros mismos y con los demás.

Referencias bibliográficas

González, A. (2021). Las cicatrices no duelen. Planeta

Morales Aguilar, D. (2018). Desafíos en psicoterapia: Trauma complejo, apego y disociación. Av.psicol.26(2).

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