Neuromodulación del nervio tibial posterior

La técnica de neuromodulación del tibial posterior es utilizada con mucha frecuencia en el tratamiento de patologías asociadas a la musculatura de suelo pélvico. Es conocida sobre todo en el tratamiento del Síndrome de Vejiga Hiperactiva (SVH) que ha sido definida por la Sociedad Internacional de Continencia como como urgencia urinaria, habitualmente con frecuencia urinaria y nicturia, con o sin incontinencia urinaria de urgencia, en ausencia de infección o cualquier otra enfermedad obvia. El SVH es un problema de salud con una prevalencia elevada que incapacita a quien lo padece para la vida diaria, es una condición médica crónica que altera de manera significativa la calidad de vida de los pacientes. 

Actualmente, se está utilizando en otras afecciones ya que los estudios están constatando su eficacia con buenos resultados en esta área de la fisioterapia. Otras patologías que son susceptibles de ser tratadas con esta técnica podrían ser: incontinencia de orina o fecal que no mejoran con el tratamiento conservador o que son graves, estreñimiento crónico que no mejora con biofeedback o en el dolor pélvico crónico. 

Su mecanismo de acción funciona con la estimulación del nervio tibial posterior, que es la rama más grande de las terminales del nervio ciático. Se origina en las divisiones anteriores de L4, L5, S1, S2 y S3 donde confluye con el centro parasimpático sacro, uno de los centros responsables de la micción. 

Existen dos modalidades de aplicación: 

  • Dos electrodos de superficie 
  • Un electrodo de superficie y una aguja transcutánea 

La modalidad de la aplicación elegida dependerá de las condiciones de las que parte el paciente y de la tolerancia al tratamiento con agujas.  

Para este tratamiento será necesaria una máquina de TENS o Biofeedback programable con los parámetros necesarios que se pueda conectar con los electrodos y la aguja. La aplicación se hará de la siguiente manera: inserción percutánea de una aguja monopolar estimulante por encima del maléolo interno (unos 5cm aproximadamente) cerca del nervio tibial posterior o sobre la misma zona con un electrodo de superficie. El otro electrodo debe ir colocado debajo del maléolo interno siguiendo el recorrido del nervio tibial posterior. 

El protocolo para este tratamiento, normalmente, es una aplicación semanal durante unas 12 semanas de una duración de unos 30 minutos. Esto se puede modificar dependiendo de la evolución del paciente y con vistas a que la mejoría perdure en el tiempo. También se puede combinar con otro tipo de técnicas para una mejora más evidente como el trabajo activo de la musculatura de suelo pélvico. 

En IRF, la decisión de la utilización de este tratamiento dependerá de la valoración de un fisioterapeuta de suelo pélvico que determinará la idoneidad de la persona para su aplicación.