Terapia de espejo

En 1995, Rizzolatti observó que las neuronas espejo se activaban en la región F5 del cerebro de los monos no sólo cuando ejecutaban un movimiento, sino también cuando lo observaban e imitaban la acción. En los humanos, esta área se localiza en el 44 de Broadmann, cercano al Área de Brocca, corteza motora primaria y otras zonas cerebrales. Este mecanismo funciona al observar diferentes acciones realizadas por otros, activando, en el observador, las mismas estructuras neurales que ejecutan la acción.

En 1995, Ramachadran y col., describen por primera vez la Técnica de Terapia de Espejo en pacientes amputados del miembro superior que presentaban “miembro fantasma” utilizándola como tratamiento para el dolor, donde exponen que el mecanismo que hace que se produzca este fenómeno se relaciona con la convergencia del input somatosensorial y visual en el córtex parietal.

Años después, Altschuler y col. introdujeron esta técnica en pacientes con hemiparesia tras Ictus, donde ofrecían un feedback visual del movimiento en la mano no afecta, pudiendo restaurar la función en la parésica. La ilusión que crea el espejo de movimiento “normal” en la mano afecta, ayuda a reclutar áreas del córtex premotor y genera una conexión entre el input visual y el área premotora.

Desde este momento en adelante, existen numerosos artículos que evidencian las mejoras del miembro superior parésico tras la intervención con Terapia de Espejo en pacientes agudos, subagudos y crónicos junto con resultados positivos (5). De igual forma, existen artículos que evidencian la mejora de la sensibilidad tras la aplicación de esta técnica.

La Terapia de Espejo puede ofrecer importantes beneficios en la rehabilitación del miembro superior parésico así como en las actividades de la vida diaria (6-7-8) en pacientes con hemiparesia y con ello, ser buenas herramientas de intervención desde la Terapia ocupacional y Fisioterapia, aunque siempre combinada con otros tipos de intervención.

Al igual que en miembro superior, en los últimos años, se ha corroborado la importancia de la terapia espejo en la recuperación motora y funcionalidad del miembro inferior mediante la terapia espejo.

Mediante la visualización del lado no afecto, con la interpretación de este como el lado afecto, a través la activación de las neuronas espejo que conduce a una activación del hemisferio contralateral, se pretende adquirir un patrón de marcha normalizado y libre de dolor.

Esto se debe a que mediante la visualización del miembro inferior sano como si fuera el afecto proporciona un fuerte feedback sensorial a nivel de la corteza cerebral, provocando que esta interprete que no todo el movimiento tiene que ser doloroso, siendo el paciente capaz de reducir su dolor en el miembro inferior. 

Se hipotetiza que el cerebro es capaz de decodificar la nueva información visual de forma automática, ya que cuando el lóbulo parietal contralateral al miembro inferior más afecto, experimenta datos conflictivos (como es la incongruencia de señales visuales que le informan al paciente de que su miembro inferior afectado está sano y moviéndose), debido a esto, el cerebro para poder corregir esta situación, resuelve la incongruencia descartando las señales que proceden del miembro inferior afecto.

De esta manera, lo que estaríamos produciendo es un fenómeno de sobre-aprendizaje mediante el cual la información, antigua y dolorosa, sería borrada gradualmente de la memoria del cerebro por la nueva información visual, que indica que el miembro está sano. En términos actuales hablaríamos de una realidad virtual que ofrece una señal de retroalimentación visual externa, que extingue la huella de memoria anterior. Esto pone de manifiesto la poderosa interacción de la vía visual sobre la vía sensitivo-motora.