Hidroterapia

El medio acuático, gracias a sus principios mecánicos (factores hidrostáticos, hidrodinámicos e hidrocinéticos) y térmicos (aplicaciones calientes y frías), es un recurso muy potente en rehabilitación, ofreciendo múltiples beneficios para las personas con patología neurológica.

Imagen destacada hidroterapia

La evidencia científica más reciente corrobora la efectividad de la terapia acuática en patología neurológica, concretamente en el ictus, tanto en fase aguda como en fase crónica. Los resultados muestran que la terapia acuática puede obtener beneficios superiores a las intervenciones realizadas en sala en pacientes con accidente cerebrovascular:  

 

  • El soporte de flotación aportado por el agua, permite adoptar posturas erguidas de manera más precoz e independiente que el medio terrestre.  
  • Se pueden aprender de nuevo mecanismos de sinergia postural interrumpidos después de la lesión 
  • La viscosidad del agua y la resistencia al avance del movimiento al moverse libremente en el agua pueden aportan un estímulo aferente mediante el estímulo cutáneo entre agua y piel, el estímulo de receptores musculares y el estímulo vestibular.
  • Al poder reducir el soporte físico de ayuda en el agua, la persona puede sentirse más independiente en el movimiento, consiguiendo mayor motivación y autoconfianza.
  • Además, el medio acuático proporciona un ambiente seguro para el paciente, reduciendo el impacto en las articulaciones.  

Existe evidencia que demuestra que la realización de terapia acuática en pacientes que han sufrido un accidente cerebrovascular es beneficiosa para la mejora de diferentes variables, incluyendo: equilibrio, marcha, función cardiorrespiratoria, fuerza muscular, función muscular, funcionalidad y calidad de vida. 

El IRF cuenta con dos piscinas de distinto tamaño, una de ellas con capacidad para generar turbulencias para trabajar resistencia. Ambas tienen unas características adecuadas para la rehabilitación de personas con algún tipo de afectación neurológica, siempre y cuando no haya ninguna contraindicación específica para su realizaciónLas dos tienen acceso mediante escaleras y grúa, disponen de barandillas por todo el lateral, y comunican con un vestuario masculino y otro femenino que disponen de: duchas adaptadas, silla de ducha con ruedas y taquillas individuales.

La temperatura y humedad del recinto son controlados diariamente por especialistas para lograr así unas características óptimas para la terapia. Haciendo especial hincapié en el manteniendo de la temperatura entre 32 y 35 grados, resultando así de gran utilidad para disminuir la hipertonía y mejorar la calidad del movimiento.

Los fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales cuentan con recursos específicos para emplear durante la terapia como pesas, steps, aletas, tobilleras de flotación…con el fin de buscar una facilitación en la actividad gracias a la flotación, una resistencia para dificultar el ejercicio, o aumentar las fuerzas externas gracias a posibles pesos. También cuentan con la posibilidad de activar los chorros de corriente para entrenar más específicamente la fuerza, la estabilidad en la bipedestación y durante la marcha, las reacciones de equilibrio…  

Estos recursos unidos a la destreza y al conocimiento del fisioterapeuta y del terapeuta ocupacional posibilitan un entrenamiento específico adaptado a las necesidades del paciente, que la evidencia científica más reciente corrobora la efectividad de la terapia acuática en patología neurológica. 

En el tratamiento que hacemos en piscina en el IRF La Salle lo basamos principalmente en dos métodos:

  • Hidrocinesiterapia 
  • Método Hawillick 

Hidrocinesiterapia  

Se valorará al inicio de cada sesión el material al emplear en cada ejercicio para buscar la finalidad deseada. 

La progresión de los ejercicios dependerá del estado de la persona al iniciar la terapia acuática, así como el dominio de ella en el agua. 

  • Al iniciar la terapia se plantearán ejercicios donde haya mayor facilidad gracias a la ayuda de la flotación. De esta manera el segmento corporal se desplazará desde una posición perpendicular a la superficie del agua a otra horizontal. Si el brazo de palanca es más largo, la actividad tendrá mayor sencillez, por lo que iremos acortando el brazo para dificultar la tarea. 
  • Al inicio, el movimiento se creará por debajo de la superficie acuática, y se irá progresando moviendo el segmento corporal a través de la superficie para vencer así la tensión superficial. 
  • El trabajo será dentro del agua, pero en posiciones aerodinámicas para ofrecer una mínima resistencia durante el movimiento. Esta dificultad se puede ir aumentando si la velocidad del ejercicio va aumentando. (2) 

 En una terapia acuática, se pueden realizar: 

  • Ejercicios de flexibilidad 

La flexibilidad es la capacidad de mover las articulaciones en todo su rango articular y en muchas ocasiones, tras una lesión neurológica o por el envejecimiento, existe rigidez en más de una estructura corporal.  

Además, la flexibilidad ayuda a aliviar el dolor que pueda existir por inactividad, y contribuye a mantener una simetría corporal, una postura correcta, y realizar movimientos más fluidos. 

  • Ejercicios de resistencia 

Gracias a la resistencia, se pueden buscar ejercicio que impliquen a una gran musculatura, con una intensidad moderada a elevada, siempre teniendo en cuenta la capacidad cardiopulmonar y fatiga del paciente. 

  • Ejercicios de fuerza 

La fuerza muscular es la cantidad de tensión que un músculo puede producir con un esfuerzo máximo. La fuerza muscular permite realizar de manera más fácil y ligera las actividades o movimientos de la vida diaria. Además, la masa muscular permite mantener un buen alineamiento del sistema musculoesquelético.

  • Ejercicios y coordinación 

El equilibrio y la coordinación ayudan a realizar con mayor eficacia las actividades deseadas, y gracias a las propiedades específicas del agua, la hidrocinesiterapia desencadena en el cuerpo un proceso de estimulación, tanto en el equilibrio como en la coordinación.

  • Reeducación de la marcha 

El entorno acuático puede permitir un apoyo rápido y progresivo de algún miembro o hemicuerpo afecto. Además, este entorno estimula al máximo los receptores propioceptivos; lo que la suma de ambos elementos puede provocar una recuperación de la marcha más rápida y/o más eficaz. 

Método Hawillick  

En la década de 1950 James McMillan desarrolló una forma de trabajo basada en los principios de la hidrodinámica y en el control del cuerpo en el agua. 

El método Halliwick consiste en conseguir un balance y control postural a través de desestabilizaciones progresivas que el terapeuta proporciona al paciente, progresando hacia una serie de movimientos que requieran un control rotatorio mayor para enseñar el control sobre el movimiento.

El programa de rehabilitación de Halliwick se basa en un programa de 10 puntos: Adaptación mental, desenganche, control de rotación trasversal, control de rotación sagital, control de rotación longitudinal, control de rotación combinada, empuje, equilibrio en estáticodeslizamiento en turbulencia, progresiones sencillas y movimientos básicos de natación) (9,10,11). 

A través de estos puntos, la persona mejora gradualmente la respiración, el equilibrio y el control del movimiento, adquiriendo más confianza en el agua y experimentando así una mayor libertad de inmersión, lo que puede acabar reportando en una independencia en este entorno.