Compensación de la función

Los enfoques compensatorios asumen que el tratamiento induce la sustitución de la función por medio de una reorganización funcional. Es decir, que las regiones intactas del cerebro asumen la función de aquellas dañadas de modo compensatorio (Anderson, Winocur y Palmer, 2003). Desde un punto de vista teórico, en las intervenciones que tratan de compensar la función afectada, son los mecanismos de “arriba-abajo”, los que facilitan la recuperación de los mecanismos más básicos de la cognición. (1)

Las estrategias compensatorias van dirigidas a que el paciente aprenda o reaprenda a realizar actividades funcionales significativas para su vida cotidiana. De esta forma, los pacientes pueden aprender a realizar dichas actividades, aunque la función alterada no mejore de forma específica. Dicho de otro modo, se ponen en marcha otros procesos cognitivos distintos de los afectados, para compensar sus déficits. Se trata de desarrollar una nueva conducta o una nueva habilidad, que sustituya a la que se ha perdido o es deficitaria. (1)

La compensación es un método de rehabilitación intersistémico, porque la pérdida de un sistema funcional, se sustituye por otros sistemas alternativos para seguir desempeñando la misma función. Implica la reorganización de procesos, facilitando que las capacidades preservadas, traten de minimizar los efectos de las funciones alteradas. Mientras que la restauración trata de estimular los puntos débiles del perfil cognitivo, en cambio la compensación se basa en la activación de los puntos fuertes, que se encuentran mejor preservados. (2)

Algunos de los abordajes compensatorios más frecuentes son:

  • Entrenamiento en habilidades específicas: Diferentes estudios han puesto de manifiesto que la práctica de una determinada tarea, por parte de los pacientes hace que su ejecución mejore de forma progresiva. La práctica específica hace que los pacientes con daño cerebral, mejoren el rendimiento en diferentes tareas funcionales (Park y Barbuto, 2005; Park e inglés, 2001). (1)

Diversos trabajos muestran evidencias, sobre la capacidad de los pacientes para aprender habilidades y tareas específicas tales como conducir (Kewma et al.,1985), habilidades académicas (Glang et al., 1992) y actividades vocacionales (Von Cramon y Mathes-Von Cramon, 1994). Así, el objetivo de entrenar en determinadas habilidades específicas, es ayudar al paciente a aprender o reaprender, habilidades funcionalmente importantes. (1)

  • Entrenamiento en estrategias metacognitivas: Aquí se incluyen un conjunto de herramientas cognitivas y conductuales, cuyo objetivo es que el paciente interiorice una serie de estrategias útiles para controlar y supervisar su conducta (Cicerone,2002); Sohlberg y Mateer, 2001). Mediante estas estrategias los pacientes pueden controlar su conducta, a través de una serie de frases o auto instrucciones, que se repiten a sí mismos de forma subvocal. (1)

 

 

En general, se suele comenzar con modelado, pasando a que el paciente verbalice y escriba las instrucciones. Poco a poco se va practicando en contextos con mayor número de distractores, practicando al principio con órdenes muy sencillas y aumentando la dificultad. (1)

Se recomienda el entrenamiento en el uso y fomento del empleo por parte del paciente de las siguientes estrategias compensatorias (mnemotécnicas). Más aún, es recomendable el uso de varias de ellas de forma combinada. Se priorizarán estas técnicas en sujetos con alteraciones mnésicas y ejecutivas leves o moderadas. (3)

  • Visualización
  • Asociación/categorización/organización
  • Codificación profunda

En el caso de las alteraciones mnésicas, atendiendo a lo expuesto anteriormente, respecto a la utilización de forma combinada de las diferentes técnicas, empleamos estrategias de restauración, mecanismos compensatorios y de sustitución.

De esta forma ejercitamos la capacidad residual de memoria, utilizando por ejemplo el apoyo/clave fonológica para favorecer el recuerdo del contenido y/o material a memorizar, a la vez que utilizamos técnicas mnemotécnicas para consolidar el aprendizaje. Combinando con el refuerzo de las modalidades de memoria preservada, para de esta forma compensar el otro tipo de memoria afectada. Así si un paciente tiene dificultades de memoria verbal, entrenamos su memoria visual y/o espacial que esta conservada.

En cuanto a las estrategias para el manejo de déficits ejecutivos, en nuestra unidad de Neuropsicología, utilizamos el entrenamiento en estrategias metacognitivas, con el propósito de fortalecer habilidades de automonitoreo y auto- regulación.

En los casos de pacientes con dificultades en solución de problemas debido a impulsividad, desorganización o dificultades de planificación, utilizamos el entrenamiento en auto instrucciones verbales, en donde el paciente va verbalizando lo que está   haciendo, auto guiando la ejecución de la tarea.

Mediante el entrenamiento en esta técnica, buscamos reducir el número de errores durante la ejecución de las tareas y fortalecer la capacidad de concentración.