Terapia Auditivo-Verbal

Consiste en estimular los elementos del habla con el fin de desarrollar la habilidad de escuchar, usando audición residual amplificada para procesar el lenguaje verbal y producir respuestas orales. Se trata de un método de intervención temprana que se utiliza en niños con déficit auditivo de tal manera que se centra en la familia, ya que esta utiliza como vía de aprendizaje la audición para el desarrollo del lenguaje oral. Por eso se aprovecha de utilizar los restos auditivos o el uso de prótesis auditivas para integre su audición en la vida cotidiana. Es decir, se trata de una terapia que aprovecha el entorno natural para la reeducación de la audición y así, como consecuencia poder desarrollar el lenguaje oral.

Los principios que se emplean para la utilización de esta técnica para obtener el máximo beneficio según De Maggi, 2004 son:

  • Identificación precoz del déficit auditivo.
  • Adecuada evaluación con varias pruebas objetivas y test estandarizados que determinen ese déficit auditivo.
  • Aportación y adaptación protésica para enfatizar el residuo auditivo.
  • Asesoramiento a padres y familiares más cercanos.
  • Realización de la terapia en un ambiente de aprendizaje auditivo.
  • Enseñanza individual contando con cada niño y sus familiares. 
  • Aportar un feedback de la voz del niño para crear propiocepción poco a poco e ir logrando inteligibilidad en su habla.  
  • Aprendizaje secuencial aprendiendo las habilidades comunicativas según el desarrollo natural común a todos los niños. 
  • Evaluación Constante.
  • Garantizar la inclusión social y escolar del niño en su centro educativo.

Las fases de aprendizaje de esta terapia son las siguientes:

  • Primera fase: detección del sonido. El niño debe aprender a distinguir la presencia/ausencia de sonido.
  • Segunda fase: discriminación de sonidos. El niño debe reflejar si dos sonidos son iguales o diferentes.
  • Tercera fase: Identificación. El niño debe reconocer auditivamente palabras comunes del entorno inmediato apoyándose visualmente en su grafía, un facilitador fonético o una clave concreta en un contexto guiado.
  • Cuarta fase: reconocimiento. El niño ya reconoce palabras y frases cotidianas en un contexto informal no guiado.
  • Quinta fase: comprensión: el niño ya es capaz de interpretar mensajes y mantener conversaciones en un contexto abierto.