Ejercicio de control motor

control motor IRFEl control motor se puede definir como la capacidad de nuestro sistema nervioso central, de ejecutar un movimiento coordinado, preciso y adaptado a la situación concreta para la que el patrón motor ha sido creado (coger una botella de agua, un objeto del suelo…), es decir es la capacidad de nuestro “cerebro” de jerarquizar la actividad muscular necesaria para llevar un movimiento concreto y específico a cabo, de la forma más precisa, funcional y coordinada posible.

Se pueden según la evidencia encontrar dos tipos de control motor:

  • Control motor de circuito abierto o de avance (feedforward): es aquel que no implica una retroalimentación sensorial, con lo que serían movimientos balísticos o rápidos que no dan tiempo a recibir o extraer información sensitiva ni evaluar el contexto de actuación (reflejo)
  • Control motor de circuito cerrado o de retroalimentación (feedback): es aquel, que por las características del propio movimiento (más pausado y racionado), se utiliza información sensorial y propioceptiva (capacidad de nuestro sistema nervioso de ubicar en un espacio nuestro sistema corporal o musculo-esquelético), como la ubicación y posición de los segmentos articulares y musculares a utilizar, el peso del objeto a manipular (estereognosia)…Con esta información nuestro sistema devuelve un patrón motor organizado y adaptado al contexto evaluado y procesado anteriormente.

La gran mayoría de los patrones de movimiento que se realizan a diario, necesitan de una aferencia sensitiva, ya sea visual, táctil… para poder ejecutarse de forma acertada. Este proceso puede ser algo lento y menos preciso cuando un movimiento o situación no se repitió con anterioridad, necesitando de una mayor evaluación cognitiva de la situación específica.

Los cambios en el control motor son una de las casusas y consecuencias, según la evidencia actual, más comunes del dolor musculoesquelético, debido a las modificaciones de las propias funciones motoras del segmento afecto, así como de la alteración de las tan necesarias aferencias sensoriales que antes comentamos que son relevantes para la planificación del movimiento óptimo. Además de esto las alteraciones propioceptivas y del control motor, pueden ser a su vez, por tanto, procesos que de no ser mejorados, pueden ser factor clave de perpetuación o recidiva (que vuelva a producirse) de la patología en cuestión.

Con respecto al tratamiento de estas alteraciones musculoesqueléticas, que conllevan a su vez una alteración del control motor, la fisioterapia es un tratamiento muy eficaz, gracias a la intervención que se realiza en la disminución de esas aferencias sensitivas dolorosas de las que antes se comentó que modifican las capacidades del individuo para moverse, bien porque esa información se ve modificada o bien porque al ser información dolorosa, se crean patrones de movilidad adaptados para evitar el dolor. También es de gran utilidad la fisioterapia por la aplicación de ejercicio terapéutico específico para mejorar las alteraciones de esos patrones motores, que, tras prolongarse el dolor, se ven modificados y perpetuados, aunque el propio dolor haya disminuido, siendo un desencadenante para dolor futuro.

Sin lugar a dudas el ejercicio es la herramienta que mayor evidencia presenta dentro de las ciencias de la salud de carácter conservador y en este caso no es una excepción, pues el ejercicio ha demostrado gran utilidad para devolver las capacidades de control motor a los pacientes y a demás también ciertos ejercicios tienen la capacidad de disminuir dolor de forma específica.

Encontramos estudios que, mediante el ejercicio de repetición secuencial de tareas con un movimiento fino, coordinado y específico, consiguen readaptar el movimiento alterado. Algunas de las regiones que más se benefician del trabajo de control motor son aquellas en las que la gran mayoría de sus patologías tienen como base subyacente una alteración del control motor, provocando una inestabilidad funcional en la región articular (la estabilidad articular es dependiente del control motor, de los músculos y de las estructuras pasivas de estabilidad como los ligamentos, la capsula…). Estas estructuras son principalmente la región cervical(9–11), la zona lumbar(12–14), cintura escapular y hombro, así como la rodilla (rótula principalmente). Esto es así porque muchas de ellas son articulaciones con mucha libertad de movimientos que necesitan de la estabilidad dinámica de la musculatura y la capacidad por tanto del sistema nervioso de activarla en el momento adecuado.

Como podemos comprobar en la literatura científica reciente se encuentra como el ejercicio de control motor es una herramienta útil para la disminución del dolor en fases tempranas y la recuperación del control motor. Además de esto no muestra diferencias significativas a medio y largo plazo con otro tipo de ejercicios, pues todos ellos tienen buenos resultados ante estas patologías.

Un tipo de ejercicio muy recomendable a seguir y que como objetivos tiene el mejorar el propio control y la conciencia corporal en el espacio (propiocepción) es el pilates terapéutico.

El pilates fue un método de ejercicio creado por Joseph Pilates en Alemania a principios del siglo XX. En la actualidad se ha adaptado parte de sus recomendaciones a un enfoque terapéutico que ha mostrado tener cierta evidencia y que agruparía bastantes ejercicios que pueden ser propicios para la mejoría de los patrones motores disfuncionales en pacientes con dolor en las estructuras antes mencionadas. (16,17). Otros estudios nos muestran como la respiración tipo pilates ayuda a la activación de la musculatura estabilizadora del tronco. 

En cuanto a la periodización del ejercicio de control motor se estima que las ganancias comienzan a ser clínicamente significativas tras aproximadamente 8 semanas de duración del tratamiento, que es lo estimado por los estudios que tenemos a día de hoy.